- Liberar la acción política de toda forma paranoica y totalizante.
- Hacer crecer la acción, los deseos y los pensamientos por proliferación, yuxtaposición y disyunción más que por división y jerarquización.
- Liberarse de las viejas categorías de lo negativo, como la ley, el limite, la castración, la falta que el pensamiento occidental hace mucho ha sacralizado como forma de poder y modo de acceso a la realidad, prefieran lo que es positivo y múltiple, la diferencia a la uniformidad, los flujos a la unidad, los agenciamientos móviles a los sistemas consideren que lo productivo no es sedentario sino nómade.
- No hay que ser triste para ser militante aun si la cosa con la que se combate es abominable. Es el lazo del deseo con la realidad y no sus fugas hacia las formas de la representación lo que posee una fuerza revolucionaria.
- No utilicen el pensamiento para darle a la práctica política un valor de verdad ni la acción política para desacreditar un pensamiento. Utilicen la práctica política como un intensificador del pensamiento y el análisis como multiplicador de formas de la acción política.
- No exijan que la política restablezca los derechos del individuo tal como ha sido definido por la filosofía. El individuo es el producto del poder, lo necesario es desindividualizar por multiplicación y por el desplazamiento de los diversos agenciamientos o modos de organización. El grupo no debe ser el lazo orgánico que reúne a los individuos jerárquicamente organizados, sino que debe generar constante desindividualizacion.
- No se enamoren del poder
Foucault
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