lunes, 20 de agosto de 2007

De la filosofía cartesiana al gesto cartesiano

Como pensar en la actualidad del pensamiento de la subjetividad –la operación cartesiana de fundación de la subjetividad. Si en las condiciones en que Descartes piensa hay una ruptura de horizonte muy fuerte, también hoy hay una ruptura de horizonte muy fuerte en las condiciones en las que pensamos el sujeto.

Tenemos que distinguir la fundamentación sistemática cartesiana –el cartesianismo como filosofía-, del gesto cartesiano por el cual se instaura el sujeto fundante de la filosofía. Esto es para ver si en ese gesto de fundación de subjetividad estamos en la metafísica del sujeto, o si esas son estribaciones sistemáticas posteriores de un gesto de inmanencia que abre a la experiencia.

El gesto cartesiano básico es la puesta en duda hasta encontrar un punto indudable, el punto auténtico de ser. Descartes se impone un argumento por el cual deja de creer en cualquier cosa. Incluso deja de creer que está diciendo las palabras que está diciendo. Esta descomposición de todo lo que se le presenta como consistente lo deja en la más nada pura. Entonces, se inventa pensando. No es que descubre que estaba pensando como si pensar fuera una propiedad dada de la materia, sino que piensa y piensa que piensa, y al pensar que piensa se da existencia. Pensar es declarar que piensa. Solo así estará pensando. Diríamos hoy: no lo descubrió, lo decidió, lo declaró, lo inventó. Es una fundación ontológica y no un descubrimiento epistemológico.

Yo soy, yo existo, eso es cierto, pero ¿Por cuanto tiempo? Por todo el tiempo, que mi pensar dura, pues quizás si totalmente dejara de pensar; cesaría de existir a la vez.

Entonces ¿lo de Descartes es un argumento o una experiencia? Si es, una experiencia, nadie puede agarrarse de eso para imaginarse que Descartes demostró que el hombre es una cosa que piensa, sino que el hizo lo experiencia y llegó a producirse como eso: una cosa que piensa. Con otra experiencia, por ejemplo dialogando con otros en vez de meditar solo, quizás llegaría a otro punto de fundación subjetiva.

Descastes es un hombre realizando el ejercicio reflexivo de la meditación, que es un género tradicional. Pero él, que estaba meditando, cuando se desintegra, desintegra también la meditación, y entonces aparece el pensar, el cogito, que es el nombre que él le da a eso que hace (y no a lo que hacía). Es decir, que pensar es una nominación, pensar es un acto presente de la presentación en de sí.

Quizás haya que tomar el gesto cartesiano como paradigma de lo que es la disolución de las certezas previas, esas que impiden entrar en situación-para pensar desde el corazón del desierto de una situación. Ahora la singularidad de la situación lo lleva a Descartes pensar así: él la funda así y lo lleva a ese lugar, pero otra experiencia formalmente equivalente puede llevar a otros lugares.

Según Deleuze, un pensador se define porque modifica la imagen de lo que es pensar. No es que un pensador piensa una cosa y otro pensador piensa otra, pero pensar es lo mismo; cada pensador es pensador porque la palabra pensar significa otra cosa después de que el pensador pensó. Así pensamiento podría definirse como el movimiento por el cual se diferencia de eso que era pensamiento. Yo pienso si al pensar altero lo que es pensar.

Pensar en la experiencia cartesiana de estar solo en una habitación lleva a Descartes al “Yo”. Tal vez si la escena hubiera sida otra, hubiera pensado otra cosa, quizás no hubiera pensado él porque se hubiera pensado de otra manera.

¿Quién dice que esa experiencia tenía que ser en soledad? ¿Por qué él se encierra a priori? A un ateniense le hubiera parecido una tontería supina. En lo que estamos planteando depende como se arme la escena. Si resulta que hay pensamiento, el pensamiento transcurrirá en los términos de la escena que se dispuso, bien al modo situacional. Si hubiera elegido otra situación hubiera encontrado otro modo de pensar.

Elegida o no, nosotros vemos que Descartes se encuentra en una situación en la que, como cualquiera que está en una situación, para pensar o para ser algo auténticamente tiene que deshacer todo lo que lo sostenía; y al deshacer todo eso sobre lo que se sostenía no encuentra algo en lo que sostenerse sino que funda algo en que sostenerse. En el deshacer mismo de lo que lo sostenía, produce un punto de ser. Entonces, lo que se produce como punto de ser dependerá de qué hay en la situación para deshacer. Es deshaciendo lo que impide la situación que se posibilita la situación. Hay una habitación, una puerta, un asiento, una estufa, pero es deshaciendo esto que se llega al “Yo Pienso”. Ni a partir de eso ni en la invención condicionada: solo condicionado por la desarticulación de lo que hay.

Entonces generalizando –el paradigma de lo que es estar en una situación, diría que se puede estar en una situación cuando se produce un punto a partir de deshacer lo que había; y según lo que había, como se deshace de distintas maneras, se funda de distintas manera lo que hay.

Ignacio Lewkowicz