jueves, 11 de junio de 2009

La mecanología

Si existe desfase entre la técnica contemporánea y la cultura es porque esta última no ha sabido integrar una nueva dinámica de los objetos técnicos, lo que engendra una desarmonía entre el "sistema técnico" y los "otros sistemas" en los que ella consiste: "La cultura de hoy es una cultura antigua, que incorpora como esquemas dinámicos el estado de las técnicas artesanales y agrícolas de los Siglos pasados".

Ajustar la cultura a la tecnología es tomar en consideración los "sistemas dinámicos" de la técnica actual y abandonar los salidos de una realidad hoy desaparecida. También es admitir que una dinámica técnica precede a la dinámica social y se impone a ella. Analizar los nuevos esquemas dinámicos y comprender la necesidad de un avance de la dinámica técnica industrial sobre los otros aspectos sociales son las tareas del saber que permitirán articular la relación entre el hombre y el Conjunto técnico. No se trata ni de competencia tradicional del obrero, ni de la del ingeniero-empresario, que mantienen unas relaciones con las máquinas demasiado próximas o demasiado interesadas: se trata de hacer tecnología como se hace sociología o psicología; en los objetos técnicos hay una dinámica que no es el hecho ni del alma ni de la sociedad humana, sino que como ellas, tiene un papel determinante en el movimiento del devenir humano y debe ser estudiada por ella misma. Esta dinámica de los objetos, como tecnología industrial, es una ciencia de las máquinas, y a ese título, se la llamará mecanología.

"Lo que reside en las máquinas" sin duda no es más que "la realidad humana, el gesto humano fijado y cristalizado en estructuras que funcionan. Pero el objeto técnico industrial, aunque es realizado por el hombre, resulta sin embargo de una inventiva que proviene de/ objeto técnico mismo. En ese sentido, del que resulta la indeterminación de su funcionamiento, y no bajo la categoría de autonomización, se puede hablar de una autonomía de la máquina: de una autonomía de su génesis. Este análisis va más lejos en la afirmación de una dinámica tecnológica que la tesis de la tendencia técnica que sobrepasa la voluntad de los individuos y de los grupos sometidos a unas reglas de evolución técnica que proceden a la vez de las leyes de la física, y de una intencionalidad humana universal que ya no tiene sitio aquí. Dar cuenta, no antropológicamente, de la dinámica técnica por el concepto de ese proceso es negarse a

considerar el objeto técnico como un utensilio, un medio, para definirlo "en sí mismo". Un utensilio se caracteriza por su inercia. Ahora bien, la inventiva propia del objeto técnico es un proceso de concretización por sobredeterminación funcional. Esta concretización es la historia del objeto técnico; ella le da "su consistencia al término de una evolución, probando que no sabría ser considerada como un puro utensilio". El objeto técnico industrial no es inerte. Encubre una lógica genética que le es propia y que es su "modo de existencia". Ésta no es un resultado de la actividad humana, ni una disposición del hombre, que no hace más que tomar nota de sus enseñanzas y ejecutarlas. Las enseñanzas de la máquina son invenciones en sentido antiguo: exhumaciones.

Existen elementos, individuos y conjuntos técnicos. Los elementos son las herramientas, los órganos separados; los individuos emplean los elementos; los conjuntos coordinan a los individuos. La técnica industrial se caracteriza por una transformación de los individuos técnicos, lo que permite comprender la génesis y la desaparición de la relación actual del hombre con la máquina. La dramaturgia de la técnica moderna empieza en el siglo XVIII con una fase de optimismo. Después aparece

una crisis con la llegada de la técnica industrial que explota los recursos de la máquina termodinámica. No es la máquina la que reemplaza al hombre: es el hombre quien suple, hasta la revolución industrial, la ausencia de máquinas. Y sin embargo, la aparición de la máquina portadora de herramientas, como nuevo individuo técnico, le priva en primer lugar de un papel tanto como de un empleo, Sin embargo, en el siglo XX se anuncia un nuevo optimismo con la aparición de la máquina cibernética en tanto que ésta produciría entropía negativa. Más profundamente que el desposeimiento por parte de la máquina que le hace perder su lugar de individuo técnico, lo que hace posible la angustia en la que e! hombre vive la evolución técnica industrial es la amenaza de la entropía. A la inversa, el optimismo final se justifica por referencia al pensamiento de la vida porque la evolución técnica aparece como proceso de diferenciación, creación de orden, lucha contra la muerte.

Con la máquina se inicia un desfase entre técnica y cultura porque el hombre ya no es "portador de herramienta". Para reconciliar la cultura y la técnica hay que pensar lo que significa la "máquina portadora de herramientas", lo que significa para ella misma y lo que significa para el lugar del hombre. Nuestra época, que apela al pensamiento de esta nueva relación, lleva consigo la evidencia de una positividad de la técnica, en tanto que ésta se hace ahí reguladora, lo que es también la esencia de la cultura. "La realidad técnica devenida reguladora podrá integrarse a la cultura, reguladora por esencia".

Bernard Stiegler